El Papa insta a la asamblea episcopal italiana a abordar los desafíos de la Iglesia y del mundo
Por Salvatore Cernuzio
El diálogo entre el Papa Francisco y los obispos italianos el lunes por la tarde fue franco y sereno. El 22 de mayo, el Santo Padre se reunió con más de 200 obispos de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), reunidos para la 77ª Asamblea General en el Vaticano.
Hablaron de los jóvenes y las vocaciones, de las finanzas y de las ideologías, del ministerio de los sacerdotes y de los seminarios, de la paz, del medio ambiente y de la preocupación por la caridad, de las cuales el Papa expresó un gran aprecio por la Iglesia italiana. El Papa abrió los trabajos de la reunión de primavera de los obispos, que se desarrolla desde el lunes hasta el 25 de mayo en el Aula Nuova del Sínodo, sobre el tema "Escuchando lo que el Espíritu dice a las Iglesias: Pasos hacia el discernimiento".
La conversación del Papa con los obispos de todas las regiones del norte, sur y centro de Italia duró unas tres horas. Comenzó previamente con un momento de oración común y el saludo del Papa a los obispos de las zonas afectadas por el temporal en Emilia-Romaña.
A continuación, todo el encuentro, celebrado a puerta cerrada, se intercaló -como es costumbre en estas ocasiones- con preguntas (una quincena) y respuestas. Entre los temas principales, según informaron algunos obispos al margen del encuentro, estuvo el declive de las vocaciones, los seminarios y sus posibles fusiones. Su conversación también se centró en el ministerio de los sacerdotes, a quienes, como siempre, el Papa pidió a los obispos que mostrasen cercanía.
No faltó la referencia a la paz, en Ucrania y en el mundo, urgencia que concierne a todos, luego a las ideologías de nuestro tiempo, luego a los diversos problemas culturales y al tema de las finanzas, que a menudo representan una dificultad para la Iglesia. .
También en el centro estaban los temas ambientales para los que se necesita un cambio de mentalidad. Un 'nuevo estilo' es también lo que pide el camino sinodal que involucra a la Iglesia de los cinco continentes. Junto a esto vino la invitación a estar atentos a la pobreza, a la vieja ya la nueva, y sobre todo a no dejar nunca faltar la caridad.
Particularmente en el aspecto caritativo, el Papa expresó su estima por la Conferencia Episcopal Italiana, que desde hace años se ha comprometido a acoger a los inmigrantes y refugiados.
En el tema de los migrantes, el Papa Francisco entregó a cada uno de los obispos italianos el libro 'Fratellino', un volumen que relata con lucidez ya veces con crudeza la vida de la migrante Ibrahima Balde, transcrita por el poeta Amets Arzallus Antia. Es la historia de un joven guineano que salió de su país en busca de su hermano pequeño, quien a su vez partió para llegar a Europa, destino al que nunca llegó. El autor relata los dramas que vivió en primera persona: la travesía del desierto, el tráfico de seres humanos, el encarcelamiento, la tortura, el viaje por mar, la muerte.
El Papa Francisco ha citado el libro en varias ocasiones, tanto en algunas ruedas de prensa en el avión de regreso de viajes apostólicos, como en algunas audiencias. La más reciente ha sido la de los refugiados llegados a Europa por iniciativa conjunta de Sant'Egidio, las Iglesias Evangélicas, la Mesa Valdense y la Iglesia Italiana, recibida en el Vaticano el 18 de marzo. Un 'cuadernillo', lo definió el Papa, que traza en todo su dramatismo el 'Vía Crucis' de tantos hermanos y hermanas en el mundo.
Al margen de la Asamblea, el Papa saludó a los obispos de la región italiana de Emilia-Romaña, golpeada en los últimos días por incesantes y devastadoras inundaciones. Después de escuchar el relato del drama que vive la gente y conocer los muchos gestos de solidaridad que se han puesto en marcha, el Papa Francisco les pidió que lleven su cercanía a las comunidades asegurándoles su oración personal.
Al comienzo del encuentro, el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y arzobispo de Bolonia, relató lo sucedido con la tormenta, las diversas situaciones de dificultad vividas por la gente y los numerosos gestos de solidaridad y ayuda.
Luego, al final, el cardenal Zuppi, junto con los obispos de las regiones del norte, tuvieron la oportunidad de saludar personalmente al Papa y expresar su agradecimiento "por su mensaje de solidaridad en los últimos días".
En una nota, los obispos subrayaron que habían "acogido" el estímulo del Papa "para una mayor reflexión sobre el respeto a la Creación y la custodia de la casa común".
"Le hemos recordado -dijeron- que el pueblo de Romaña es tenaz pero las pruebas se repiten con demasiada frecuencia y que necesitamos de su oración y de su cercanía".
En cuanto al diálogo a puerta cerrada del Papa con los obispos, el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Giuseppe Baturi, también ofreció algunos detalles.
Habló al canal de televisión católico italiano TV2000 de "una reunión importante porque estuvo en contacto con los problemas del país y de la Iglesia".
“El Papa”, explicó el obispo, “subrayó la urgencia de un nuevo impulso de evangelización que pasa por un testimonio creíble... Los obispos están llamados a tener compasión del hombre, a cuidarlo especialmente en situaciones de dificultad y necesidad. fue un encuentro que nos animó a continuar por este camino, que encuentra en el camino sinodal un lugar privilegiado de discusión y trabajo”.